
Se acerca la Semana Santa y durante este tiempo, todavía de frío y lluvias, el potaje y los guisos triunfan en la cocina (entre otras cosas porque no podemos olvidarnos de las deliciosas torrijas de las que también os hablaremos muy pronto). Hoy os vamos a hablar del potaje de siempre, el hecho con garbanzos y bacalao.
Existen diferentes versiones sobre la creación de este plato tan típico de nuestra cocina. En lo que sí coinciden todos es que su origen tuvo lugar en Castilla y que la creación del potaje se debe a la necesidad que tenían los cristianos de ayunar carne desde el Miércoles de Ceniza hasta el Viernes Santo. Con el paso del tiempo, muchos han dejado de practicar este ayuno, pero lo que tenemos claro es que el potaje sigue siendo uno de los platos estrella de esta época (entre febrero, marzo y abril). Aunque hay muchas casas en la que es tradición degustar este manjar el Viernes Santo, ya más por tradición culinaria que religiosa.
¿Cómo hago el potaje?
Este guiso tradicional está hecho, básicamente, con garbanzos y bacalao en salazón. También tendremos que añadir huevos, cebolla, espinacas, pimentón, ajo, harina, pan… Esta sería una de las versiones clásicas del potaje, pero también puedes reinventar la receta y darle tu toque personal. Hay muchos que sustituyen las espinacas por otro tipo de verduras, como las acelgas. E, incluso, hay quien se atreve a cambiar los garbanzos por otro tipo de legumbres. Lo importante es mantener la esencia del potaje y que el sabor que obtengamos de nuestra receta sea espectacular.
En fin, cada uno tiene su propia receta y sus secretos para conseguir el potaje perfecto. Y claro, nosotros no vamos a desvelar el nuestro… Eso si, puedes venir a degustar nuestro potaje y nos cuentas si consigues descubrir nuestro secreto oculto ;). Lo único que os vamos a contar es que lo hacemos con mucho mimo y con los mejores productos para conseguir el potaje como el que han hecho siempre en casa.